Junto al artista Javier Barriga, desarrollamos un proyecto que apunta a rescatar la memoria de su primer mural Ganza en la calle Santo Domingo, el cual marcó un precedente en la escena de arte urbano en Chile, al lograr construir una conexión afectiva y representativa con las personas que habitan y transitan el barrio, aun después de haber sido borrado. La simbología de la obra propone un homenaje directo a la antigua composición, pero a su vez adelanta un cambio de paradigma en las expresiones públicas venideras.
Mediante la yuxtaposición del esmalte opaco y la pintura en aerosol brillante, se construyó un patrón que pudiera reflejar sutilmente los cambios lumínicos de la ciudad a lo largo del día. Esto, con el fin de simbolizar la realidad del arte urbano como reflejo y testimonio de una ciudad y sus habitantes que se relacionan en un dinamismo fluctuante.
